domingo, 23 de mayo de 2010

EL FUNCIONARIO FIEL

Atentos a la siguiente situación basada en hechos reales:
Una administración pública de un país de la Europa del Este. Sala de trabajo común con muebles de madera viejos donde treinta escritorios se apiñan sin dejar casi hueco por donde pasar.
Tras un día perdido que recuerda el famoso artículo “Vuelva usted mañana” de Mariano José de Larra, la situación observada es la siguiente:
3 Vacíos por baja y/o vacaciones
1 ojeando un catalogo de compra
1 leyendo el periódico (impreso)
2 leyendo el periódico en el ordenador
2 consultando el correo electrónico.
1 mirando fotos
1 consultando la cuenta del banco
3 jugando al solitario, 2 al buscaminas y 1 a hundir la flota (sorprende la vigencia de los “clásicos”)
6 dentro de redes sociales tipo Facebook, Hi5, etc.. (nunca un programa hizo tanto en contra de la productividad laboral)
4 Permanecen fuera del radio de las posiciones visualizadas.
3 Trabajan.
Si desde un punto de vista de empresa privada analizamos estadísticamente lo observado y consideramos el momento como suficientemente representativo podemos inferir que:
30 personas x 400 euros de coste total empresa= 12.000 Euros mensuales.
6 trabajadores efectivos (por cubrirnos en salud) x 400 euros de coste= 2.400 Euros mensuales.
Considerando fríamente los números el coste de personal de dicha administración puede mejorarse un 80% sin variar la productividad.
Quizá este es un ejemplo de socialización máxima, clásica herencia comunista. Muchas personas (de las cuales un gran porcentaje no se justifica) trabajando por poco dinero.

Vamos a remitirnos a una mayor escala macroeconómica:
En un país cuyos ciudadanos no ensucian las calles, hará falta menos personal de limpieza.
En un país cuyos conductores cumplen las normas de circulación, hará falta menos policía viaria.
En un país cuyos ciudadanos no cometen crímenes, hará falta menos administración y policía judicial.
En un país cuyos ciudadanos pagan sus impuestos, hará falta menos personal en hacienda.
En un país con mayor grado de informatización, hará falta menos administración en general.
Todas estas suposiciones y otras muchas más que se podrían seguir enumerando, tienen una causa común, el grado de cultura y civismo de una nación y una consecuencia también común: Menos impuestos y mayor rendimiento y viabilidad económica de un país.

Ahora que esta candente el debate acerca del funcionariado público, sobre el porcentaje de bajada de salarios o su bajada en número, me gustaría hacer la siguiente reflexión:
En una empresa privada que esté bien gestionada a nivel de personal, todos sus trabajadores tienen que tener una característica común independientemente de su función: Ser imprescindibles.
Casi diría que en toda empresa y administración algún jefe debería hacer de Robert Redford en “Brubaker”, entrar desde abajo, como uno más, para ver qué es lo que pasa realmente.

En las empresas públicas o semi-públicas en España se observa personal con las siguientes características:
-Estar muy bien preparados profesionalmente.
-Haber pasado unas oposiciones durísimas sin haber sido favorecidos por nadie.
-Cumplir sus funciones y otras muchas más, incluso fuera de los horarios y días laborales.
-Ser quienes sufren los enfados de los jefes porque en el fondo son ellos los que sacan adelante el trabajo.
-Ser amables y estar al servicio del ciudadano porque esa es la función última y paradigma del funcionario.
A estos trabajadores, que realizan su labor como si estuvieran en una empresa privada, que no se acomodan pensando en el “ya soy funcionario para siempre y tengo mi vida resuelta” (¿alguien se ha planteado en cambiar el carácter permanente del funcionariado? ¿no aumentaría esto el rendimiento laboral aunque mencionarlo ya ponga los pelos de punta a muchos?); son los que habría que conservar, promover y bonificar.

Esta entrada en el blog va dedicada a Acoraida, Elitsa, Desireé, Flavia, Georgiana, Mila, Pilar, Verónica, Pablo, Joaquín, Julián, Marco y todos los funcionarios imprescindibles por su trabajo y dedicación.

1 comentario:

  1. Gracias por tenerme en cuenta, pero yo no soy funcionaria. Trabajo para un centro concertado, por lo que mi contratación se ha hecho de forma privada, como en cualquier empresa. Lo que ocurre es que mi sueldo lo paga el estado, por lo que mucha gente piensa que somos funcionarios. Sin embargo, en el caso de los profesores de la escuela privada concertada, cada año tenemos que demostrar a nuestr@ jef@ que somos merecedores de nuestro puesto de trabajo, no lo tenemos asegurado de por vida. Además, cobramos bastante menos que un profesor de la enseñanza pública y tenemos una jornada laboral mucho mayor. Esto lo sabe poca gente y daría para otra entrada en el blog.
    Ahora, con la crisis, nuestro sueldo va a verse mermado como el de los funcionarios. Así que no tenemos sus ventajas pero sí sus inconvenientes...
    Aun así no me quejo; trabajar en lo que es tu vocación es un lujo que pocas personas se pueden permitir.
    Un saludito

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