Hoy 22 de septiembre se celebra el “Día de la Independencia” en Bulgaria.
Lo curioso del caso es que muchos Búlgaros están despistados con el tema porque el día de la liberación de la nación del yugo de lmperio Otomano fue el 3 de marzo de 1878; luego, ¿cómo es que aparece esta fecha que nunca antes se había celebrado?.
Podríamos pararnos a enumerar que Bulgaria ha estado bajo dominio Macedonio, Romano, Bizantino (bueno, antes los Hunos estuvieron haciendo de las suyas), Otomano (desde 1393-1396) y luego Ruso (tras cambiarse del bando alemán en la Segunda Guerra Mundial).
Hace pocos días una chica Búlgara me dijo una frase significativa: “Somos un pueblo de esclavos”. No estoy de acuerdo, pero lo que sí es cierto es que son un pueblo pequeño ubicado en muy mal sitio.
Si se bucea un poco en la historia se comprueba que el 22 de septiembre de 1908 Fernando de Saxo-Coburg, con el apoyo del imperio Austro-húngaro proclama la independencia de Bulgaria (que ya era independiente) derrocando al dictador Stambolov y proclamándose zar.
Este hecho no deja de ser relevante, pero su importancia es relativa respecto a otros sucesos de la historia de un país que hasta poco celebraba (y muchos lo siguen haciendo) la instauración del comunismo.
Los países cambian y las fiestas cambian.
La realidad es que hay que justificar 15 días festivos al año como sea.
Tomemos otro punto de vista: ¿Si para los Búlgaros es día de fiesta, es para los turcos día de luto?.
En España podemos celebrar el “Día de la Hispanidad” pero en Sudamérica lo que importan son los respectivos días de Independencia y los españoles, quita, quita… déjalos allá al otro lado del Atlántico.
¿Les hace gracia a los españoles que los Ingleses celebren trafalgar o a los ingleses que los estadounidenses celebren su independencia?
Tras esta reflexión que no deja de ser subjetiva, me gustaría resaltar otro hecho que resulta más inconveniente. Pongamos el ejemplo de llamar a Valencia:
-Oye!!! Que necesito unos avales.
-Pero que estamos toda la semana de fallas!!!
Esta situación, también se produce a la inversa obviamente. Cuando no es fiesta allá es fiesta acá. Es como un Jet-Lag laboral a nivel de días, no de horas.
En un mundo globalizado que trabaja en red, esta descoordinación produce fallos y retrasos muchas veces no previstos. Yo les llamo con el término de ingeniería de “pérdidas de carga”.
El sistema trabaja con una tensión o una presión pero hay “pérdidas de carga”, y esas fugas de tiempo son fugas económicas que a nivel mundial seguro que tienen una repercusión nada desdeñable.
¿No podríamos beber cervezas para celebrar aquel Santo Patrón junto al “Día de la Hispanidad” y la “oktober-fest” todo a la vez? ¿No se podrían coordinar más las fiestas en todos los países (hasta cierto punto, tampoco la Navidad con el Ramadán)?
Por otro lado, parafraseando a los franceses, qué bonita es la diferencia!!
Y si se pierde dinero con la descoordinación, ni nos imaginamos cuánto dinero se gana explotando la diferencia!!!
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