Lo primero que pensé fue Obama!!, pero no podía ser, por aquel entonces estaba de gira por la India y demás países de Asia. Cuando volví al apartamento y vi las noticias comprendí. Putin había venido a firmar un acuerdo para pasar una tubería de Gazprom por Bulgaria.
La nota amable fue que el Primer Ministro Búlgaro le regaló a su homólogo ruso un cachorro con el que se mostró entusiasmado, la nota negativa fue que el Premier ruso se mostro disgustado por la persistente fabricación de armas en Bulgaria (se continua fabricando AK-47 en Kazanlak) sin respetar la patente y licencia rusa.

Este acontecimiento me lleva a proponer dos reflexiones:
1.-Dos países firman un acuerdo persiguiendo un beneficio mutuo. Cabría pensar que Bulgaria, estando dentro de la Unión Europea, también llega a ese tratado defendiendo el interés comunitario. Pero, enmarcándonos en la situación económica global en la que estamos, la pregunta que hago es ¿Hasta qué punto hacen los países la guerra por su cuenta?
A primera vista, parece que ha tenido más trascendencia esta visita que cuando vino la Canciller Merkel, lo cual lleva a pensar que los “antiguos vínculos” históricos son más fuertes que los “nuevos vínculos”.
No olvidemos que Rusia, es Rusia. Y para Bulgaria es más fácil entender que cualquier país occidental, que Rusia es un imperio latente.
2.-Si dos partes firman un contrato para hacer algo implica movimiento, y el movimiento por definición es positivo. China hace un puente en Serbia, Rusia pone un gaseoducto en Bulgaria, movimiento para infraestructuras que conllevan mayor movimiento económico.
Quiero resaltar a estos países que teniendo una estructura socialista se han reconvertido (para bien o para mal) en una gigantesca empresa. Estamos hablando de una combinación de recursos naturales, factor trabajo y capital a unas escalas enormes, que unidos a un criterio de dirección económica más que política, forman (en el caso de China, formarán en el caso de Rusia) unos monstruos económicos invencibles, pero no sabemos si con pies de barro.
Luego la segunda pregunta es: Si debemos maximizar los recursos de cada país, aprovechar al máximo la capacidad de los trabajadores, mejorar la competitividad laboral proporcionando una educación de vanguardia, aumentar la concertación social porque redundará en un mejor bienestar, ajustar los sectores productivos a la capacidad real del país, aumentar la calidad y cantidad de los productos y servicios ofertados, etc.. ¿No necesitamos empresarios en lugar de políticos? Por decirlo de alguna manera menos radical. ¿No hace falta menos política y más dirección empresarial (entendiendo esto como una dirección a una escala mucho mayor)? ¿No debiera ser la capacidad demostrada de gestión el criterio de elección de nuestros gobernantes?
No debemos olvidar que el objetivo final es el “incremento sostenido de movimiento”, el aumento de la producción y la competitividad. Cualquier situación en contra, ya sea por medidas erróneas, autocomplacencia, paternalismo, dejación o relajación de la auto-exigencia (demonios empresariales todos ellos) debiera ser prevenida y evitada.
Se deben tomar medidas rápidamente para renacer y volver crecer, porque ahora solamente parecemos un cachorro a merced de gigantes.